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Join IAPBJosé Raúl era un niño de 5 años, saludable y feliz jugando fuera cerca de su casa en Lima, Perú cuando fue víctima de un accidente fortuito. Alguien cercano lanzó un objeto al aire y una punta metálica golpeó al pequeño José en el ojo izquierdo. Él tenía, según recuerda su madre Justina, una laceración de tres milímetros en su ojo. Sin embargo, Justina no lo llevó al médico inmediatamente, porque José Raúl era un niño fuerte y ninguno de ellos sabía qué tan mal estaba esa lesión. Pero al día siguiente, del ojo de José Raúl empezó a manar un líquido acuoso y su ojo lucía visiblemente inflamado. Justina lo llevó directo a la sala de emergencias donde los médicos suturaron su ojo con unos cuantos puntos, pero también le dijeron que José Raúl tenía una catarata traumática y que probablemente necesitaría un trasplante de córnea y un lente intraocular debido a que su córnea y su cristalino habían sufrido daños por el objeto de metal. Si no, le dijeron, podría perder la visión en ese ojo.
Este era Perú a principios de la década de 1990, cuando no había muchas, si alguna, oportunidades para recibir los trasplantes de córnea y el lente intraocular. La familia fue informada que ellos debían esperar que alguien les trajera este tipo de trasplantes desde los Estados Unidos. Justina cuidó a su hijo e hizo lo que pensó que mejor ayudaría: orar.
Después de 5 años de orar, hablar con varios médicos locales, buscando soluciones, las oraciones de Justina fueron escuchadas. Un amigo que trabajaba en la comunidad médica local la llamó para decirle que la ONG internacional ORBIS, y el único en el mundo, el Avión Hospital Oftalmológico (en aquel entonces un DC-8 mucho más pequeño que el actual MD-10) estaba llegando a Trujillo por primera vez en 1991, milagrosamente, apenas una semana después del accidente. José Raúl y su mamá se reportaron al Instituto Nacional de Oftalmología (INO), un socio local de Orbis, con base en Lima, y entonces INO los refirió al Avión Hospital Oftalmológico en Trujillo. El proyecto estaba dirigido a entrenar a profesionales oftalmológicos en Perú mientras restauraba la visión de los pacientes como José Raúl.
Uno de los miembros del equipo que estaba trabajando en el Avión Hospital Oftalmológico durante el viaje a Trujillo era una enfermera llamada Sandy Burnett de los Estados Unidos. Ella aún recuerda como su equipo ayudó a completar la operación con éxito y trasplantar la córnea de José Raúl.
Los resultados de la cirugía terminaron dando un impacto en los siguientes años de la vida de José Raúl, ya que su visión mejorada le ayudó a superar la escuela inicial, el colegio y eventualmente ser aceptado en la Universidad de Lima para ser un ingeniero industrial.
Lo que nadie sabía era que muchos años después, José y Sandy se reunirían en la forma más inesperada, sorpresiva y simplemente mágica…
Dos años atrás, José Raúl, ahora de 32 años de edad, con educación universitaria en Lima, Perú, fue asaltado y sus atacantes le dieron un fuerte golpe en la cabeza. La fuerza del trauma causó que el cristalino que le había sido reparado hace tantos años, saliera de su sitio comprometiendo seriamente su visión una vez más. José Raúl, todavía acompañado por su amorosa madre, Justina, fueron directo al equipo del INO donde le recomendaron gotas y una nueva cirugía. Justina estaba preocupada y otra cirugía para su hijo la ponía nerviosa. Ella les dijo a sus amigos que Orbis era el único equipo en el que ella confiaría los ojos de su hijo, dada la experiencia positiva anterior.
Pero entonces, recientemente, la visión de José Raúl empezó a deteriorarse. Justina oró nuevamente por que Orbis regrese.
Entonces, Orbis regresó.
Justina llevó a José Raúl de Lima a Trujillo, conduciendo por la carretera por más de ocho horas, y juntos, esperaron en fila por el tamizaje. Ellos eran los últimos pacientes en ser evaluados ese día, y José Raúl fue escogido, una vez más, para someterse a cirugía por los médicos docentes voluntarios de Orbis a bordo del Avión Hospital Oftalmológico. La cirugía de tres partes que necesitaba esta vez incluía tanto un trasplante de córnea como cirugía intraocular, era compleja, pero tuvo buenos resultado al final. Y entonces, para ayudar a José Raúl a través del preoperatorio, intraoperatorio, y los cuidados posoperatorios, encontraron una cara familiar: La enfermera del preoperatorio Sandy Burnett, que se ha convertido en una enfermera voluntaria de Orbis por muchos años.
Al ser elegidos para la cirugía en el Avión Hospital Oftalmológico, Justina inmediatamente reconoció a Sandy como la enfermera que había atendido a José Raúl tantos años atrás en Lima. Sandy había guardado fotos y diarios de todas las comunidades visitadas con Orbis. Justina resultó trayendo fotos suyas también.
Tal como Sandy recuerda, “su madre sacó algunas fotos antiguas y estuvimos viéndolas juntas, entonces grité ¡Soy yo! Y ella me dio el abrazo de oso más grande que jamás he recibido. Tener esa continuidad y conexión fue realmente mágico. Las estrellas, los planetas y todo estaba alineado”.
“Estoy agradecida que hallamos visitado Perú y ayudar de esta manera. Esta es la magia de Orbis y el trabajo que hacemos, ayudando a las personas a ver nuevamente, y recuperar algo importante – la vista y un sentido real de dignidad – y el futuro que habían perdido. José Raúl ha crecido hasta convertirse en un hombre agradable, grande, fuerte y alto y podrá continuar mejorando su vida con ambos ojos trabajando correctamente.”
Sandy le dio a José Raúl y a su madre Justina su dirección de correo electrónico con la esperanza de que puedan mantenerse en contacto en el futuro.
Traductora: Priscilla Quiroz, Coordinadora Programa Orbis Peru