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Join IAPBEl Colegio Real de Médicos y Cirujanos de Canadá incluyó en su marco conceptual para la formación de especialistas basado en competencias (CanMEDS) un rol que denominó “Académico”1. Este rol (de igual importancia en la formación del médico que la adquisición del conocimiento y las habilidades técnicas, la capacidad de comunicación, trabajo en equipo y liderazgo, la promoción de la salud y el profesionalismo) determina que el médico demuestre un compromiso continuo a la excelencia en la práctica mediante el aprendizaje continuo y la docencia, la evaluación de la evidencia y la contribución a la ciencia. Ampliando la descripción del rol, el médico debería ser capaz de:
Esto último abarca las habilidades de:
En América Latina, ambos aspectos de este rol académico (la aplicación de los pasos de la medicina basada en la evidencia a la práctica y la contribución a la creación y diseminación del conocimiento – o sea, la investigación) son incluidos en los programas de formación de residentes con variado e irregular (y en general escaso) alcance e intensidad. En una encuesta realizada a 138 programas de residencia de la región (situados en Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, El Salvador, Guatemala, México, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana y Venezuela) el 82% de los programas declaró enseñar Medicina Basada en la Evidencia en general a través de la discusión de casos en ateneos o reuniones (82%), y en el consultorio (72%). En menor proporción se utilizan ateneos bibliográficos (57%), clases teóricas y cursos para enseñar MBE (51%)2. Es posible entonces que, sin una formación teórica de los conceptos básicos de la Medicina Basada en la Evidencia, la educación en esta materia quede a juicio y conocimiento del docente clínico.
Con respecto a la investigación, los programas encuestados refirieron que sus residentes participan con mucha (49%) o alguna (28%) frecuencia en trabajos de investigación; sin embargo, en un número significativo de programas (22%) los residentes participan con poca frecuencia. Esto contribuye a los números bajos de publicaciones en la región: en un trabajo retrospectivo que evaluó la producción científica de América Latina entre 2006 y 2015, Carrillo Galván y col. encontraron un total de 1.510 artículos publicados entre 20 países, en ese período comparado con un promedio anual de 2.253 en los Estados Unidos (Brasil, a la cabeza de la región, promedió 85,4 publicaciones por año)3.
Presentamos a continuación nuestra experiencia en la incorporación, implementación y desarrollo del área de investigación en nuestro programa de formación de residentes.
El Programa de Residencia del Servicio de Oftalmología del Hospital Italiano de Buenos Aires dura tres años. Incorporamos la formación en investigación desde el ingreso. Durante el primer año, los residentes comienzan a conocer la oftalmología y desarrollan todas actividades nuevas, tanto asistenciales como formativas. Puede resultar difícil encontrar un tiempo extra para empezar a desarrollar un trabajo de investigación, pero es importante que empiecen a introducirse en el tema. Para ello realizan un curso de metodología de la investigación y otro de consideraciones éticas, además participan en ateneos bibliográficos y en reuniones de investigación con todos los residentes y becarios de perfeccionamiento. Estas reuniones se realizan mensualmente, y en ellas los residentes y becarios presentan los avances que realizaron en sus proyectos de investigación, se debate sobre el tema, realizándose un feedback metodológico y disciplinar. El objetivo es que al finalizar el primer año de residencia hayan formulado la pregunta de investigación y que cuenten con herramientas suficientes para comenzar con la segunda etapa.
En el segundo año, comienzan a escribir su protocolo de investigación. Para ello cuentan con un director de trabajo, que los acompaña en cada una de las decisiones que deban tomar. El director suele ser un médico de planta con experiencia en investigación científica y experto en la subespecialidad de interés. Además, cuentan con el apoyo de un grupo de tutores especialistas en investigación clínica (del área de Investigación del Hospital), con quienes debaten en su tiempo protegido cuestiones y dudas relacionadas con la metodología científica. El objetivo es que al finalizar el segundo año hayan completado el protocolo de investigación y éste sea aprobado por el comité de ética institucional.
Durante el último año, se encargan de la implementación del protocolo. En esta etapa, además del apoyo del director y los tutores, cuando el trabajo tiene más complejidad, cuentan con la participación de otros médicos del Servicio interesados en participar del proyecto. Además, tienen la opción de participar de un curso de difusión de la información científica. El objetivo es que al finalizar el programa de residencia tengan datos para presentar en una reunión o revista científica.
Finalizado el programa de residencia, cuentan con un año para redactar el manuscrito y realizar una presentación oral y defensa de los resultados de su trabajo de investigación, acompañada de una reflexión personal de la implicancia de todo el proceso de investigación a lo largo de la residencia.
Uno de los aspectos más desafiantes durante toda esta etapa es brindarles a los residentes el tiempo necesario para que desarrollen sus proyectos sin que les resulte una carga. Somos conscientes de que los residentes pueden sentirse abrumados con tantas actividades y responsabilidades. Pero también estamos convencidos de que la residencia es un momento único que marca para siempre el rumbo y la vida profesional del médico oftalmólogo. Es por ello que nuestro deber como docentes es mantener la motivación de los residentes durante toda esta etapa y otorgarles un tiempo protegido para que puedan cumplir con esta actividad.
El área de investigación comenzó a implementarse hace cinco años con el desarrollo de 3 protocolos de investigación. Actualmente, gracias al compromiso y al trabajo en equipo de todo el Servicio tenemos en seguimiento 48 trabajos de investigación, algunos que recién comienzan y otros en vía de publicación.
En síntesis, fortalecer la investigación en la residencia implica compromiso de la dirección del programa y del servicio y de todos sus integrantes, coordinación del área por un docente con experiencia en investigación clínica, apoyo a los residentes en cuestiones metodológicas, y asignación de tiempo protegido en la malla curricular.
Pon Dra. Ana Gabriela Palis y Dr. Tomás Ortiz Basso.
Photo credit: Doctors watch a live 3D stream of an eye operation onboard the Orbis Flying Eye Hospital on April 20, 2018 in Trujillo, Peru. Photo by Leon Neal.